El documental de Michael Rockefeller va de esto:
Michael Rockefeller, hijo del magnate Nelson Rockefeller, salió en una expedición a Indonesia cuando tenía 23 años. El joven tuvo un accidente en una canoa/catamarán y cayó al agua, logrando nadar hasta la orilla. Sin embargo, después de eso, su paradero se desconoció. Un guía que lo acompañaba fue hallado con vida y proporcionó testimonio sobre los
eventos posteriores a la caída del joven Rockefeller.
A pesar de un esfuerzo de búsqueda exhaustivo por parte de la familia Rockefeller, Michael nunca fue encontrado. Tres años después de su desaparición, se le declaró legalmente muerto. El caso sigue siendo un misterio hasta hoy en día, y diferentes teorías han surgido sobre lo que podría haberle sucedido al joven.
¿Se lo comió un tiburón, un cocodrilo… o los caníbales de la tribu Asmat?
Quería ver el documental The Search For Michael Rockefeller y solo pude encontrarlo en hoopla, un sitio que requiere de una credencial de librería pública de Estados Unidos para ver el contenido. Debo tener un par de credenciales, pero vaya a saber en dónde. Así que busqué una librería pública que me permitiera tramitar la tarjeta en línea, y en menos de 2 minutos habemus credencial.
Hierro es que, a pesar de estar rodeados de millones, muchos sientan un vacío inmenso, unidos solo por su sensación de ser distintos.
Qué bonita palabra es «mecanografiado».
Mi vida es un antes y después luego de haber encontrado un punto del congelador donde las bebidas se súperenfrian sin congelarse.
Las fallas que estamos dispuestos a tolerar son más interesantes que una insoportable perfección.
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Es curioso como puede uno de pronto extrañar cosas malas que estaban enlazadas a cosas buenas.
La operación de lavarle la cara al tal Tim Walz está en modo turbo-nuclear. No había escuchado nunca de el y con lo que he leído en las últimas 6 horas me da la impresión que es el mejor ser que ha existido desde que el homo sapiens vio la luz del sol.
