Me pareció fascinante el Pinocho de Guillermo del Toro. Gran acierto el no haberlo hecho un muñeco «lindo» y nunca convertirlo en un «niño de carne y hueso» sino en «un niño de verdad». El desarrollo del personaje es sublime, se hizo gran énfasis en hacerlo responsable y verlo aprender de sus propios errores. Sin sermones de hadas ni conciencias ajenas forzándolo a tomar el camino correcto, pero si a darle la oportunidad de hacer sacrificios propios. Al grillo le quitaron la responsabilidad de ser la conciencia de Pinocho y se volvió solo un narrador, que fungió como relieve cómico. El final me dejó tocado. Pinocho ya sabiéndose un ser mortal se abre en solitario hacía la aventura a un mundo totalmente hostil, cruel e inhumano. Cierra con la frase:

«What happens, happens, and then… we are gone.»

Una frase muy estoica, memento mori + amor fati, que nos recuerda a resignarnos y aceptar los eventos que están fuera de nuestro control, y a centrarnos en el ahora sin preocuparnos de lo que no podemos cambiar.

Guillermo del Toro’s Pinocchio [10/10]