Cuando no tenía nada, $1,000 parecían suficientes.
Cuando tuve $10,000, $1,000 ya eran nada.
Cuando tuve $100,000, gastar $10,000 dolió.
Cuando tuve $1,000,000, despilfarrar $100,000 fue preocupante.
Cuando tuve $10,000,000, perder $1,000,000 fue una tragedia.
Cuando tenga $100,000,000, desearía tener nada.