Me levanto de la mesa y escucho como que se quiebra un vidrio, pienso – eso fue un vaso – y busco los restos por el piso y… no hay nada.
Dos posibilidades:
- Acabo de quebrar un vaso fantasma.
- El roomba lo limpió ipso facto.
Agrego otra posibilidad, tal vez más factible: 28 horas sin dormir comienzan a cobrar factura.